Preámbulo
Estas líneas nacieron cuando morir era menos común que ahora y parecía que la muerte se desplazaba en un carril y nosotros por el otro. Surgen por rebeldía ante la ausencia de la vida —¿por un arrebato prematuro, temprano?— de algunas personas que “no debieron morir” o que, en el mejor de los casos, debieron haberse “esperado” para hacerlo.
¡Sí, de eso se trata! Estos apuntes son un intento fallido de retorcer lo inevitable pero con el afán de que, al vincular la vida con la muerte y con la obra de nuestros protagonistas estelares, conoceremos y aprenderemos algo de su esencia.
La trama es sencilla: abordamos fragmentos de la vida de algunos de esos personajes que se nos adelantaron. A veces será con humor, podrá ser con desenfado, sin aprensión, con un poco de ficción, quizás hasta con un poco de cinismo, porque hablar de la muerte de nuestros admirados no tiene que ser lastimero.
Hablar de la muerte es, necesariamente, hablar de la vida. No podría darse la una sin la otra y, como “nada sucede por nada”, terminamos por entender que, si tomamos el tiempo para mirar al interior de esos nuestros admirados imprescindibles, podríamos aprender algo del reflejo de sus almas. Esto, seguro, nos instruirá para intentar comprender ese capítulo —¿final, extraño, esperado, inesperado? — de nuestra vida, anunciado preámbulo de otra forma de existencia.
¿Y por qué escribir esto? ¡¿Por qué no?! Bueno, todos tenemos algo que contar, hay que hacerlo, quién quita que con tal cosa reivindiquemos en parte la vida de quienes “no debieron morir” y tengamos la oportunidad de reconocer y hasta de preparar nuestro propio camino.